lunes, 31 de diciembre de 2007

Propósitos a incumplir

Quedan unas diez horas para que termine el año y acabo de darme cuenta de que todavía no he hecho una lista de buenos propósitos para el 2008.

¡Horror! ¿Cómo podré saber entonces a finales del año que viene si habré logrado una vez más incumplirlos todos?

Como diría la Guía del autoestopista galáctico: Don't Panic! Todavía hay tiempo para improvisar una pequeña lista con la que poder salir del apuro.

Allá vamos:
  • El objetivo más gordo del año es correr (y terminar, ya que estamos) mi primera maratón. El 27 de abril está marcado en mi calendario con un gran círculo rojo. Ese día se celebra la Maratón de Madrid. Sólo me falta convencer a Nacho para no tener que ir solo ;-)
  • Quiero leer más. Hace no mucho engullía más de sesenta libros al año. De un tiempo a esta parte me doy con un canto en los dientes si llego a la treintena. A ser posible, leer más divulgación científica. Esos libros me resultan mucho más útiles para mi afición de acumular conocimientos inútiles.
  • Me encantaría de veras poder jugar alguna vez una partidilla de rol. Nada serio, por los viejos tiempos más que nada... David, ve desempolvando tu manual de Aquelarre ;-)
  • Poder obviar el incómodo dato de que apenas utilizo la mayoría de mis juegos de mesa para así poder seguir acumulando sin demasiados remordimientos títulos nuevos que vayan combando poco a poco las baldas de mi estantería... Poder estrenar el Die Macher es otro propósito que también encajaría en este punto.
  • Volver a ser borde. El propósito estrella del año que termina fue ser más simpático. Los resultados no me han convencido en absoluto. Volveré a ser cínico, descreído, huraño y taciturno... Si es que alguna vez dejé de serlo :P

Y ya está. En un momentín he hecho mi pequeña lista de cinco puntos. Dentro de un año nos vemos aquí para ver cuántos he logrado incumplir.

A simple vista me parece que el único que seguro voy a lograr es el último ;-)

¡Feliz año!

jueves, 20 de diciembre de 2007

Primera conversación de bar

Por fin he colgado mi primera contribución al nuevo blog comunitario que comparto con David y Nacho.

Escribí originalmente ese post hará cosa de un par de años y acabo de rescatarlo de un oscuro rincón de la red.

Con todos ustedes: Cuando el séptimo arte tocó techo.

Qué mejor manera de empezar en un nuevo blog que hablando de Batman Fofo...

jueves, 13 de diciembre de 2007

Malas noticias desde el Mundodisco

Terry Pratchett acaba de anunciar en un comunicado que sufre Alzheimer.

Fiel a su condición de escritor prolífico (la saga de Mundodisco va ya por las 36 novelas) ha declarado que esto no interrumpe ni la preparación de su próxima novela ni la toma de notas para la posterior.

En dicho comunicado dice a sus fans, en un alarde de optimismo que da escalofríos, que cree que todavía hay tiempo para unos cuantos libros más.

El Alzheimer siempre me ha parecido una de las enfermedades más crueles que puede sufrir un ser humano. Te arrebata todo lo que has sido. En el caso particular de alguien que ha basado su vida en la imaginación y el ingenio me parece, si cabe, un poquito más cruel.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Nuevo repositorio de frikadas en la blogocosa

Pasando por alto el pequeño detalle de que sólo nos leemos entre nosotros, David, Nacho y un servidor hemos decidido abrir un blog comunitario para ver si así somos capaces de mantener un ritmo de publicación semi-decente.

No os preocupéis, fiel público (si es que me lee alguien que no sean mis dos nuevos compis), seguiré escribiendo aquí :P Los posts sobre vicio y subcultura serán para el blog nuevo, las demás tonterías seguirán apareciendo aquí.

Podéis acceder a este nuevo faro que pasará a alumbrar vuestras vidas en:
Conversaciones de Bar

martes, 11 de diciembre de 2007

La utilidad de lo aparentemente inútil

Hoy he tenido que pasar por uno de los trances que aterran a más de uno: hablar en público.

Ahí estábamos mi compañera a la que no conocía de nada y yo delante de un aula llena de gente a la que en su mayoría tampoco conocíamos de nada, teniendo que hablar durante media hora de un tema tan apasionante como la historia empresarial de Apple en los diez años que van de 1995 a 2005.

Hablar en público, proyectar la voz, improvisar cuando sea necesario y demás aptitudes que nunca antes había practicado... ¿O sí?

Porque a fin de cuentas, ¿hay tanta diferencia entre hacer una presentación y dirigir una partida de rol? En el fondo guardan un cierto parecido, así que al final las horas que me he pasado tras la pantalla guiando a mis amigos por los caminos de Rokugan o las calles de Barnacity no han sido una absoluta pérdida de tiempo.

A ver cómo se lo explico a mi señor padre...

miércoles, 5 de diciembre de 2007

La frase del día


"Me da más miedo morir que cumplir años"

Asun, aferrándose a la vida.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Un día en las carreras

Cuando el despertador sonó este sábado a las nueve de la mañana el primer pensamiento que me vino a la cabeza nada más abrir los ojos fue algo así como "no me puedo creer que haya vuelto a salir la noche antes de una carrera..."

Definitivamente, el salir de farra (ligerita, eso sí) la noche antes de una popular se ha convertido en una costumbre a la que sólo he fallado una vez. Aunque la verdad es que en esa única excepción la razón principal de irme temprano a la cama no fue el estar descansado al día siguiente sino más bien el poder escapar fácilmente de un plan que no me apetecía un carallo, pero ésa ya es otra historia.

Estoy divagando. En fin, a lo que iba.

Normalmente las carreras populares suelen empezar escasos minutos después del amanecer, cuando todavía puedes ver a los operarios municipales dando los últimos retoques a las calles que acaban de ser puestas una nueva mañana. Pero en este caso el evento no empezaba hasta más allá del mediodía, por lo que pude dedicar las primeras horas del día a intentar hacer algo de provecho con mi tiempo. Desgraciadamente esas buenas intenciones terminaron sufriendo el que es su destino habitual: ser miserablemente incumplidas. Daba igual la atención que me empeñase en prestar a mis apuntes, mi cabeza estaba ya inquieta pensando en mi debut en el submundo del cross.

Visto que la planeada mañana de estudio no iba a dar los frutos que ingenuamente me había imaginado que daría, decidí enfundarme en mi disfraz de corredor e ir bajando a la uni para empezar a pulsar el ambiente.

Si nunca habéis estado en una carrera popular debéis saber que os estáis perdiendo una realidad alternativa que a mí todavía me sigue sorprendiendo. Da igual la hora que sea, el tipo de recorrido, la distancia, el tiempo que haga, etc. Siempre va a haber gente. Mucha gente. Y da exactamente igual lo temprano que llegues. Siempre habrá una recua de corredores que lleven ahí desde vaya usted a saber cuándo.

Una de las cosas que más me llama la atención es la variedad de gente que te encuentras. Desde el corredor prototípico, equipado con la última tecnología en gadgets para runners (fácilmente reconocibles porque normalmente llevan una camiseta conmemorativa de alguna carrera anterior), hasta el que parece que no sabe muy bien qué hace ahí (estos se reconocen por llevar las primeras bermudas que han encontrado en un armario y como mínimo una prenda que haga propaganda de alguna bebida alcohólica), pasando por la familia al completo que viene a animar a papá o a mamá o por los uniformados grupos de amigos pertenecientes a algún club. Sin olvidarnos también del mítico vejete que jamás te esperarías que se apuntase a una locura de éstas. Todavía tengo grabado en la retina al señor de unos sesenta añazos, todo canoso él, al que adelanté en el ¡kilómetro siete! de la Carrera del CSIC de este año.

Una vez curioseado el ambiente, toca aprovechar la carrera de las chicas para calentar y estirar un poquito. Aquí las categorías masculina y femenina no se disputaban a la vez, así que la técnica de carrera de Nacho (que tengo que reconocer que me ayudó bastante en los dos últimos kilómetros del CSIC) no es viable. Que explique él si quiere su teoría en los comentarios, la tiene bastante depurada :P

Cuando terminó la última participante femenina llegó la hora de la verdad y el que es para mí el momento más estresante de toda carrera. Hay que coger sitio en la salida. En el mejor de los mundos la gente se colocaría en un lugar que se correspondiese aproximadamente con su ritmo de carrera planeado, pero la realidad es más dura. Todo el mundo quiere ponerse lo más adelante posible. Así que una vez dado el pistoletazo de salida que marcaba el inicio de los seis kilómetros de carrera, te ves dando una vuelta a la pista de atletismo esquivando como buenamente puedes a los que van más lento que tú e intentando no molestar a quienes te adelantan.

La vuelta a la pista es un mero trámite antes de echarnos al monte, que es a lo que a fin de cuentas hemos venido.



En la foto de arriba se puede apreciar mi cara de circunstancias al encontrarme con un pedazo terraplén a los pocos metros de empezar el recorrido de campo a través. En ese preciso momento me atormentaban dos pensamientos:
  • ¿De verdad pretenden que baje por ahí?

  • Me cagho no mundo, dentro de unos cinco kilómetros habrá que subir esta misma cuesta


Una vez superada esa señora cuesta abajo había que dar un par de vueltas a un circuito (bastante bonito si no fuera por las obras, la verdad) que no tenía ninguna dificultad especial. Lo más curioso ocurrió ya en el kilómetro cinco, cuando tuvimos que atravesar un rebaño de cabras y ovejas que pastaban tan tranquilas en pleno trazado.

Tras esa bucólica estampa llegaba el inevitable momento en el que había que enfrentarse a La Cuesta de la que muchos hablaban antes de empezar la carrera. Lo cierto es que el repechito se las traía, pero los kilómetros de trail por los montes que separan este pueblo de Quijorna que he acumulado en las piernas en los últimos tiempos son suficientes como para que una subida corta, por muy jodida que sea, no me dé demasiado miedo.

Así que me puse a ello. Mirada fija en el final de la cuesta, brazos marcando el ritmo, indiferencia total ante las quejas del pulsómetro y en la cabeza una vocecilla repitiendo una y otra vez el mantra "el dolor es debilidad abandonando el cuerpo". Nótese en la foto siguiente la cara de velocidad que llevo gracias a este método ;-)



Escasos metros después de la cuesta estaba ya la línea de meta. Paré el cronómetro en unos aceptables 23'57'' y me dispuse a disfrutar de la clásica rapiña del avituallamiento post-carrera. Aunque, para qué engañarnos, no había demasiado que rapiñar...

Para ir terminando ya, que van siendo horas de acostarse: éste ha sido mi primer cross y tengo que reconocer que me ha gustado bastante. En un principio era un poco reticente porque prefiero distancias más largas, pero me lo he pasado como un enano dando chimpos por el monte. No descarto repetir en alguna de las próximas pruebas del calendario que se celebren en algún sitio que me pille a mano.

Nota: Fotos cortesía de Víctor P., que ha subido a Picasa más de giga y medio de imágenes de la carrera